Cuando fue deportada a Auschwitz, Irène Némirovsky dejó a sus dos hijas una maleta que éstas conservaron durante decenios. Esta maleta acompañó a Élisabeth y Denise Epstein de un refugio a otro, de internados católicos a sótanos. Las hermanas conocían la existencia de un cuaderno pero, creyendo que se trataba de simples notas o de un diario íntimo de su madre, incapaces de reavivar el dolor, no se atrevieron a leerlo. Años más tarde, Élisabeth, convertida ya en directora literaria, decidió confiar la última obra de su madre al Institut Mémorie de l´Édition Contemporanie. Así, finalmente pudo ver la luz el manuscrito de Suite francesa. Una novela excepcional que, en 2004, obtuvo el premio Renaudot, otorgado por primera vez a una autor ya fallecido. El libro Suite francesa de Irène Némirovsky se convirtió así en una de esas obras imprescindibles, una novela que hay que leer.
Suite francesa: un libro excepcional escrito en condiciones excepcionales

Con un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana. La obra es un lúcido y sobrecogedor retrato de Francia y los franceses durante la ocupación alemana. A través de sus páginas el lector conocerá las rutas del éxodo, la historia de pueblos invadidos, de burgueses asqueados incapaces de renunciar a sus comodidades, de mujeres y niños abandonados a su suerte, de invadidos y de invasores. La historia de millones de vidas marcadas por una guerra impuesta.
Escrita con una gran sensibilidad, Suite francesa muestra un punto de vista no tan explotado en las novelas bélicas. Por una parte, el éxodo y las diferencias entre clases. Por otro, el sufrimiento de un pueblo ocupado, invadido, despojado de derechos y al servicio de quienes mandan con la incertidumbre añadida de no saber qué pasará después.
Irène Némirovsky retrata en Suite francesa con un estilo sumamente bello e innegable maestría una triste realidad. Con una línea argumental muy bien trazada, la autora mezcla las historias desgarradoras, infinitamente humanas, de los diferentes personajes. Con toda su grandeza y su miseria. En definitiva, una obra imprescindible. Una lectura absolutamente recomendable.
Análisis sociológico de los distintos comportamientos en situaciones extremas
El burgués a quien sólo importa salvaguardar sus bienes, el soldado alemán alojado en una casa seduciendo a una mujer, la incapacidad de comprender la simpatía que se puede llegar a sentir por el invasor y viceversa, gente desesperada por poder pasar la noche aunque sea en una silla o la necesidad de los campesinos por conservar sus tierras. En Suite francesa Irène Némirovsky retrata con agudeza el comportamiento humano en las situaciones más extremas que se puedan imaginar. Las del hambre, las de la necesidad, las de la pena y el dolor. Sus personajes son absolutamente convincentes. Con sus miedos, su valentía, su cobardía, su desesperación, su orgullo y sus deseos ante un hecho tan terrible como las consecuencias de una guerra y el sentido de la supervivencia.
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Suite francesa: su adaptación al cine

En 2015 el libro Suite francesa de Irène Némirovsky fue llevado al cine bajo la dirección de Saul Dibb. El filme cuenta entre su reparto con Michelle Williams, Kristin Scott Thomas y Matthias Schoenaerts, entre otros. Con guión del propio director y Matt Charman y música de Jael Jones, la trama se centra en este caso en una de las historias de la novela, la de Lucile Angellier (Michelle Williams) una joven que, junto a su suegra, espera la llegada de su marido y Bruno (Matthias Schoenaerts), el elegante y refinado oficial alemán que ahora ocupa su casa. Entre ellos surgirá una relación que será observada muy de cerca por la suegra de la joven (Kristin Scott Thomas).
Sobre la autora Irène Némirovsky
Irène Némirovsky (Kiev, 1903-Auschwitz, 1942) recibió una educación exquisita. Tras huir de la revolución bolchevique, su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona. En 1929 su primera novela David Golder dio comienzo a una brillante carrera literaria. Pero la Segunda Guerra Mundial marcó trágicamente su destino. Deportada a Auschwitz fue allí asesinada igual que su marido Michel Epstein.

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