Parece mentira que actualmente los bailarines de ballet sigan soportando los prejuicios de quienes aún siguen considerando esta disciplina como algo puramente femenino. Desgraciadamente, los estudiantes de ballet aún continúan enfrentándose a los prejuicios machistas y, en algunos casos, homófobos, de aquellos que consideran que el ballet no es apto para hombres. Alegando que es una disciplina que se asocia a la feminidad, la delicadeza, el rosa y los tutús, logran apartar a muchos jóvenes del sueño de ser bailarines.
Incapaces de soportar esta presión, muchos deciden optar por otro deporte más «masculino». Jóvenes talentos que, en definitiva, se quedan en el camino. Precisamente este tema es abordado con mucha sensibilidad en la película Billy Elliot (Quiero bailar), la enternecedora historia de un niño que tendrá que luchar contra los estereotipos para poder alcanzar su sueño. La crítica de la película Billy Elliot es un alegato a favor de la lucha por la ruptura de los estereotipos.
Billy Elliot: una película sobre la historia del niño que quería ser bailarín

Billy Elliot es un niño de once años que vive con su padre y su hermano, ambos mineros, en el condado de Durham. El padre de Billy parece poner todo su empeño en que su hijo practique boxeo pero Billy no muestra el más mínimo interés. En el mismo gimnasio en el que Billy acude a boxeo una profesora imparte clases de ballet y, un día, ésta invita al niño a participar en la clase. Muy pronto descubrirá que el ballet le apasiona. Comenzará entonces un duro viaje en el que tendrá que enfrentar muchas dificultades (entre ellas la de su propia familia) y superarlas. La perseverancia y el espíritu de superación y de lucha por cumplir sus sueños serán la únicas armas con las que contará el protagonista.
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Crítica de la película Billy Elliot: un alegato contra una sociedad «masculina» repleta de prejuicios
Billy Elliot está ambientada en la Inglaterra de 1984, en el contexto de una huelga minera (en un momento en el que Margaret Thatcher imponía su dureza contra los huelguistas) en la que están implicados el padre y el hermano del protagonista y en una sociedad plenamente machista. Los niños aprenden boxeo y las niñas, ballet. Los roles de las mujeres y de los hombres están claras. Y quien no entra en estas normas socialmente establecidas experimenta el rechazo de su entorno.

Pero, en este ambiente hostil también hay personas valientes como la profesora de Billy. Personas que apuestan por la igualdad. Gente que está dispuesta a luchar y a dar la cara por otros ayudándoles así a superar todas las dificultades y el rechazo social. Haciéndoles creer en sí mismos para alcanzar sus sueños.
Billy Elliot: una película que nos enseña a afrontar las dificultades y luchar contra las resistencias sociales para alcanzar nuestros sueños
Billy Elliot fue estrenada en el año 2000 y se convirtió rápidamente en un éxito de taquilla y la crítica no pudo hacer otra cosa que rendirse a esta emotiva historia. Stephen Daldry dirige este drama con guión de Lee Hall y música de Stephen Warbeck, interpretado por Jamie Bell (Billy Elliot), Julie Walters (Sra. Wilkinson, profesora de danza), Jamie Draven (Tony Elliot, hermano) y Gary Lewis (Jackie, el padre). Las interpretaciones son absolutamente convincentes.
Narrada de una forma muy tierna pero sin dejar de lado la dureza del ambiente en el que vive el niño, Billy Elliot te llegará directamente al corazón y someterá a examen todo aquel sistema educativo responsable de asignar género y funciones a cada sexo. Repleta de momentos emotivos el director construye con maestría una historia de superación personal, de perseverancia y de ruptura de los estereotipos. Todo, aderezado con una banda sonora maravillosa. Totalmente recomendable para educar en valores. Porque ya está bien. Si un niño quiere bailar, que baile y si una niña quiere boxear, que boxee.

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