La directora Icíar Bollaín ya ha demostrado y con creces que se desenvuelve con mucha soltura en el drama. Su cine, costumbrista y con tintes reivindicativos nos ha regalado títulos tan profundos como Te doy mis ojos, El olivo, También la lluvia o La boda de Rosa. En Maixabel, Icíar Bollaín Bollaín retrata una desgarradora historia basada en hechos reales, la de Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jaúregui asesinado a manos de ETA en Tolosa en el año 2000. Diez años más tarde, aquellos que la dejaron viuda solicitan reunirse con ella para pedirle perdón. Maixabel recrea con una increíble sensibilidad la historia real de los llamados encuentros restaurativos entre víctimas de ETA y terroristas arrepentidos, en definitiva, una estupenda crítica a un conflicto que aún levanta ampollas.
Película «Maixabel» Icíar Bollaín
Está claro que con Maixabel la directora deja constancia de que sobre un tema tan delicado como el de ETA, al menos en el cine, aún no está todo dicho. Maixabel constituye una respetuosa representación de un conflicto terrible. Abordado con suma delicadeza este drama no dejará a nadie indiferente.

Reparto
Para resolver este potente drama la directora ha sabido rodearse nuevamente de actores y actrices excelentes. Blanca Portillo (Maixabel Lasa) y Luis Tosar (Ibon Etxezarreta) están excelentes, brillantes y resultan absolutamente convincentes. No lo están menos Luis Carrasco (Xabier Makazaga) y María Cerezuela (María Jaúregui). Los duros y emotivos encuentros entre la protagonista y dos de los asesinos de su marido, comedidos pero, no por ello, menos intensos, remueven las entrañas, quitan el aliento y ponen los pelos de punta.
Maixabel y ETA
Hace ya una década que la banda terrorista ETA anunciaba el ansiado «cese definitivo» de la actividad armada. Pero el cine aún tiene mucho que decir. Maixabel pone sobre la mesa un debate aún presente y, con un discurso claro, invita, o no, a la esperanza y a la reflexión. Cine honesto y valiente que en este caso aborda la culpa y el perdón. Sin duda un sólido drama en el que la directora Icíar Bollaín arriesga con una historia nada simple, la de si estamos preparados para cerrar heridas o, quizá, haya algunas que no podrán cerrarse jamás. Una película que muestra que las heridas en nuestra sociedad siguen aún presentes y que, sin duda, provocará debates al verla.
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