Crítica de Atrapado en el tiempo «el día de la marmota»

El Día de la Marmota es una costumbre tradicional empleada desde hace más de 100 años por los granjeros de EEUU y Canadá para «predecir» el final del invierno. Según esta creencia, el 2 de febrero una marmota es sacada de su madriguera en un tronco de árbol cerca del amanecer. Si la marmota ve su sombra, habrá seis semanas más de invierno. Si no la ve, la primavera llegará pronto. La fiesta más popular es la que se realiza en Punxsutawney (un pequeño pueblo de Pennsylvania) con una marmota llamada Phil. Precisamente en torno a este día gira Atrapado en el tiempo (Groundhog Day), una de las comedias más espléndidas e infravaloradas de los noventa.


Atrapado en el tiempo (1993)

El festival del Día de la marmota es el lugar al que es destinado el equipo de Phil, el hombre del tiempo de una conocida cadena de televisión, con el objetivo de cubrir la noticia. Phil es un hombre grosero, amargado y hastiado por tener que acudir cada año a ese entrañable pueblo. Contento porque pronto abandonará ese lugar y volverá a casa se encuentra con un pequeño inconveniente: una tormenta de nieve obliga al protagonista y su equipo a quedarse en esta pequeña ciudad. A la mañana siguiente, Phil descubre atónito que el Día de la Marmota acaba de comenzar otra vez. Curiosamente, día tras día y sin poder remediarlo, el protagonista se enfrentará a las mimas situaciones. El gruñón y antipático Phil parece condenado a revivir una y otra vez el mismo día.

Crítica

Atrapado en el tiempo aniversario

Atrapado en el tiempo es una adorable comedia protagonizada por Bill Murray y Andie McDowell y dirigida en 1993 por Harold Ramis. La cinta cuenta con un divertido guión repleto de situaciones ingeniosas que llevarán a los protagonistas a vivir momentos muy divertidos que lograrán arrancarte más de una sonrisa. Además, la cinta sabe mantener un buen ritmo sin decaer en todo el largometraje. Una obra producida con mucho mimo.

Pero quizá lo más entrañable y complejo de Atrapado en el tiempo es el sentido filosófico de la película. No estamos ante una comedia ligera y vacía. El protagonista experimenta una auténtica transformación personal. Porque ¿qué haríamos si pudiéramos cambiar el pasado? ¿Qué hubiésemos dicho? ¿Cómo lo hubiésemos corregido?. El espectador asiste al cambio de valores que experimenta el protagonista sin caer en la sensiblería y muestra una gran verdad acerca del ser humano: que es el único ser vivo capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Una comedia inteligente y 100% recomendable si has tenido un mal día.

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