Crítica ‘Belfast’ Kenneth Branagh se inspira en su infancia

No es la primera vez que un cineasta retrata en una película aspectos de su infancia. No hace mucho, Alfonso Cuarón lo hacía en Roma (2018), película galardonada con el Óscar a mejor película en 2019. Algo parecido intenta Kenneth Branagh con Belfast (2021), una cinta autobiográfica que se centra en la infancia del director en los últimos años de la década de los sesenta en la convulsa Irlanda del Norte. La película contó con 7 nominaciones a los premios Óscar incluyendo el de Mejor Película.

Belfast 2021

Película Belfast: el amor sincero e incondicional de la familia

Belfast arranca con alegría, con la inocencia de los niños jugando tranquilamente en las calles, con risas y carreras y con la máxima preocupación de no llegar tarde a casa a la hora de comer. Todo cambia, de repente, cuando un grupo de protestantes empieza a agredir violentamente a la comunidad católica de esa calle. Buddy (un fantástico Jude Hill) vive con sus padres (Jamie Dornan y Caitriona Balfe) y su hermano mayor en una calle de una zona obrera de Belfast. Muy cerca de ellos viven sus abuelos (los veteranos Judi Dench y Ciarán Hinds) con quienes el pequeño protagonista tiene una relación muy estrecha. Estamos en el verano de 1969 en una ciudad que comienza a sufrir las consecuencias de las tensiones políticas.

Belfast 2021

Kenneth Branagh se inspira en su propia infancia para ofrecernos una historia tierna y cautivadora y retratar, con cierta nostalgia, esa sensación de protección que brinda la familia. El amor sincero e incondicional que solo pueden brindarte los tuyos, tus padres, tus abuelos. La familia, que puede llegar a sacrificarlo todo para garantizar tu bienestar. La importancia de la familia y la educación se convierten en el eje principal de la película. Con sus entrañables y cotidianas conversaciones sobre cine, ilusiones, planes, y primeros amores. Y las cosas sencillas que nos dan alegría. También hay, por supuesto, dificultades (deudas, discusiones parentales, problemas sociales) pero, más allá de abordarlas con desesperación o violencia, el director lo hace con mirada esperanzada. La mirada de un niño.

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Música y fotografía

En Belfast, Kenneth Branagh cuenta con gran acierto para la fotografía del film con Haris Zambarloukos, quien ha elegido un blanco y negro, con momentos puntuales de color, con el que obtiene un magnífico resultado estético. Todo ello sumado a una más que aceptable recreación del barrio así como una brillante banda sonora, que parte de música de Van Morrison, convierten a la película en una obra bellísima desde el punto de vista estético.

Una historia entrañable que no pretende dar lecciones de política

Película Belfast

Si el espectador piensa que va a encontrarse con una lección de historia sobre el conflicto de Irlanda del Norte, saldrá profundamente decepcionado de la sala. Belfast no se enfoca en la política, para nada ahonda en el conflicto que tantas otras veces ha sido retratado en el cine. Definitivamente, no. Lo que Kenneth Branagh nos ofrece es la visión de un niño, ni más ni menos. Un niño preocupado por gustarle a una compañera de clase o por unirse a la banda de su prima, que no sabemos muy bien a qué se dedica (porque es secreto y no se puede decir). Todo el peso de la narración recae en el joven protagonista.

Y no hay más que leves pinceladas al conflicto irlandés. Branagh evita hablar del terrorismo y no aborda las implicaciones políticas. Contra la barbarie y la oscuridad de la guerra, la luz y la inocencia de un niño. Una mirada tierna, emotiva y cautivadora y, sobre todo, esperanzada. El refugio ante la inminente tormenta. En resumen: una película profundamente cotidiana que rebosa vida y que, sin duda, ha sido hecha con mucha ternura y mimo.


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