La ciudad perdida (The lost city, 2022), se acerca a ese espíritu aventurero de los años ochenta con muchos guiños a cintas de esta época. Humor, aventura y amor, por este orden, se mezclan con bastante solvencia para recordarnos que el cine, a veces, está pensado solo para dejarse llevar, para evadirse y para reírnos y disfrutar un rato. Y no hay que pedirle nada más.
Quienes hemos crecido en los ochenta y nos gusta el género de aventuras no podemos más que volver la mirada con nostalgia hacia el cine de aquella década. Los ochenta están marcados por Indiana Jones de George Lucas, por Los Goonies de Richard Donner o por Regreso al futuro y Tras el corazón verde, estas dos últimas cintas firmadas por el genial Robert Zemeckis.

Película: La ciudad perdida (2022)
Loretta Sage (Sandra Bullock) es una autora de bastante éxito que, tras la muerte de su marido, cinco años atrás, vive de una forma un tanto huraña y dedicada por entero a la escritura de una serie de novelas románticas de aventuras ambientadas en lugares exóticos. El protagonista es un atractivo y valiente galán que aparece en todas las portadas de sus novelas y que, en realidad, está encarnado por Alan (Channing Tatum). En plena gira promocional de su última novela y presionada por su editora, Loretta es secuestrada por un excéntrico multimillonario (Daniel Radcliffe) obsesionado con la recuperación de un tesoro perdido. Cuando Alan se entera del secuestro se lanza al rescate de la novelista. Para ello contrata los servicios de un experto en operaciones especiales (Brad Pitt). La aparición de este último es quizá la parte más divertida de la película.
Crítica

La ciudad perdida no es una película de culto y tampoco es que al verla uno vaya a reflexionar o abrir un debate posterior. No. La ciudad perdida es lo que es, ni más ni menos. Una cinta repleta de tópicos del cine de aventuras y rescates con unos personajes, a su vez, más tópicos si cabe pero que derrochan química.
¿Dónde reside, pues, el encanto de la película?. Pues precisamente en esto mismo. En que no pretende dar lecciones, únicamente entretener y divertir. Y lo consigue. Es imposible no reírse con las payasadas de los protagonistas cuando se ven expuestos a los peligros de la jungla. El guión es prácticamente un chiste y la cinta una divertida parodia de las comedias románticas de aventuras. Los protagonistas no son elegantes, son torpes y no tienen glamour (no saben vivir sin teléfono móvil y andan por la jungla con tacones). Quizá en eso reside el encanto, en la burla divertida y explícita de los héroes de acción.

Eso sí, la cinta nos deja unas cuantas ideas. La más importante, por tópica que suene: que la belleza está en el interior y que no hay que juzgar a las personas por su apariencia sin conocerlas. Pero también hay un mensaje de superación, de afrontar las pérdidas y de encarar el futuro con valentía.
En resumen, La ciudad perdida es una película sin grandes pretensiones pero divertida. Una excusa para ir al cine y dejarse llevar.

Si te ha resultado útil, comparte…
También nos puedes seguir …